jueves, 30 de julio de 2015

Los Hospitales públicos de la Ciudad y del Conurbano se han convertido en zona de guerra. La violencia criminal contra los trabajadores de la salud y la ausencia del Estado.

Esto me lo envió por mail una empleada del Hospital General de Agudos Francisco Santojanni, yo estaba recabando datos para escribir sobre la vulnerabilidad del sistema de seguridad que expone a médico/as, enfermeros y empleados de los Hospitales Públicos de la Ciudad y del conurbano bonaerense a la violencia criminal, barrabrava y marginal: "Disculpá la tardanza, quise recaudar la mayor cantidad de datos para ofrecerte un panorama amplio de los hechos que están sucediendo (sin cesar) en el Hospital General de Agudos Donación Francisco Santojanni. 
Dicho nosocomio se basa en la atención de la población aledaña, incluyendo un helipuerto para un mejoramiento de la misma. Como factor complejizador, la atención no es exclusiva del mencionado sector, si no que acuden a este centro una masa importante en número proveniente de zonas periféricas; tales son: Villa 1-11-14, Villa 15, Villa 20, Las Antenas, Villa Santos Vega, Villa Cildañez.
Esta complejización no es solucionada por el hospital, debido a la falta de personal profesional e insumos para la realización de las tareas pertinentes, con la excelencia que se le debe ofrecer a los vecinos. Ante esta situación, desde la dirección se han hecho los reclamos correspondientes, pero la problemática sigue presente. Paralelamente, la reacción de los pacientes es consecuente de este problema, por lo que la violencia se hace presente para los empleados administrativos, médicos, enfermeros, y todo trabajador del mismo. 
Si bien se ha incorporado personal de seguridad, tanto privada como agentes de la Policía Metropolitana y Federal, los hechos de agresión e inseguridad no han cesado; cabe destacar que estas fuerzas son inútiles debido a la escasa cantidad de oficiales, y la inacción ante dichos sucesos. Por lo que el personal administrativo, y profesional también, se encuentra en un estado de vulnerabilidad total.
A modo de ejemplo: 
Un compañero administrativo fue golpeado por un paciente, al encontrarse en su puesto de trabajo en el área de Consultorios Externos, que tiene prohibido en ingreso a toda persona ajena al servicio. 
En la Guardia de partos, una secretaria administrativa, fue atacada con un arma blanca recibiendo un corte en su mano; por la intolerancia de una paciente embarazada.
En el servicio de Prestaciones, otra compañera administrativa sufrió un golpe con un paraguas a manos de una paciente psiquiátrica, que deambulaba por el hospital.
En el área donde más hechos son frecuentes (lamentablemente) es en la Guardia General, la violencia se manifiesta tanto verbal como físicamente, incluyendo amenazas, escupitajos, rotura de vidrios, puertas, y todo material perteneciente al nosocomio.
A su vez, las situaciones de confusión y riesgo se vuelven a hacer presentes cuando un paciente privado de su libertad intenta escapar, ante la escasa consigna policial.
Así es como todos los trabajadores de la Salud Pública nos vemos en constante vulnerabilidad y riesgo."  
Contundente los datos y las situaciones a la que se ven expuestos cada día los trabajadores de la salud, ya ni siquiera podemos cuidar a quiénes salvan vidas, es increíble lo bajo que hemos caído en los valores y el respeto; una vez más nos encontramos que la policía federal con jurisdicción en la zona, la Comisaría  42 no actúa, ni siquiera recibe las denuncias. A esto se le suma que algunos agentes de la Policía Metropolitana también tienen presencia en el Hospital, pero su actuación no sólo es nula sino más grave aún, subordinada a la inacción/complicidad de la Policía Federal, también pagan seguridad privada pero nada de ello actúa como resorte preventivo para evitar la violencia cotidiana; este ejemplo que tomamos no se diferencia de otros hospitales públicos de la Ciudad y mucho menos los del conurbano, en todos se ha entregado la seguridad de los mismos a delincuentes comunes/barras. Las fiscalías brillan por su ausencia y la policía si no es connivente es negligente.
Mandar la infantería como hizo Granados el Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires es una medida demagógica e ineficiente, aquí debemos trabajar en una mesa de gestión con todas las patas necesarias: trabajadores de los hospitales, sus directivos, comisarios con jurisdicción en la zona y jefes de operativos especiales, justicia (fiscalías y juzgados) y vecinos y consensuar  3 puntos para trabajar en la prevención, no alcanza con llamar al 911 o accionar el botón de pánico, estas son medidas coyunturales cuando el delincuente o violento ya está encima del médico/a o enfermero/a, el trabajo debe ser permanente y las alertas tienen que funcionar en el marco del trabajo territorial que se desarrolle en los alrededores de los distintos Hospitales, a saber: recabar datos, hacer inteligencia en zonas de alta complejidad como los clubes de fútbol cercanos a los Hospitales con sus delincuentes barras haciendo lo que quieren, en las zonas de villas con la venta de droga al menudeo que funciona como disparador de la violencia, embarazos adolescentes de niñas con alta vulnerabilidad, chicos menores de edad con alto nivel de violencia que responden al puntero de turno, estadísticas actualizadas sobre el tipo de delito que se comete en los alrededores de los Hospitales, mesa de participación comunitaria para que los vecinos sean protagonistas junto a la mesa de gestión en seguridad para hospitales de la mejora en su vida cotidiana. Este bosquejo de propuesta es una más de la serie de propuestas que estamos desarrollando desde el Instituto de Políticas de Pacificación como aporte a la lucha contra la inseguridad en la zona metropolitana.

miércoles, 22 de julio de 2015

Asesinada por denunciar narcos. La vida en las villas de las mamás coraje. Propuestas para que no haya más víctimas.

A metros de Eva Perón y Piedra Buena yacía en el piso Marcela Díaz. Una bala terminó con su vida en un pasillo de la villa. No solamente había denunciado connivencia entre narcos y policías de la Comisaría 48, sino que también había brindado testimonio tanto a periodistas como a la justicia de los fraudes ocurridos en Sueños Compartidos que hoy son de conocimiento público, especialmente de la participación de los punteros de la villa, que eran los amos y señores de esos fondos, terrenos, dinero de trabajadores, etc.
Más allá de quién fue el autor del homicidio, aquí hay un trasfondo de impunidad y corrupción del que son rehenes la gran mayoría de las familias que viven en las villas.
Por eso nos parece oportuno volver a poner en discusión de qué manera el Estado debe intervenir en la urbanización de las villas, y creemos que el primer y esencial paso es sacar a los delincuentes de ellas. Para ello, desde el Instituto de Políticas de Pacificación hemos trabajado en el Proyecto de Pacificación. Este plantea la creación de Unidades Policiales de Pacificación, una iniciativa que busca replicar la experiencia de Río de Janeiro pero amoldada a las realidades de las distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires.
Creemos que si existe voluntad política, estas fuerzas pueden hacer la diferencia, trabajando en serio, con la dedicación, voluntad e inteligencia necesarias para erradicar a las bandas criminales que tienen protección de la parte corrupta del Estado. Dicha facción de dirigentes inescrupulosos provoca a diario desolación en los pasillos de las villas, dejan a niños y niñas sin mamás y a mamás sin hijos, muertos todos, indistintamente de su sexo y edad, por la ola de violencia que crece en los barrios marginales junto con la desidia y el paco.
Aquí está el link de nuestro proyecto: www.politicasdepacificacion.org/page_about.php.
La propuesta puede parecer localista y, en efecto, promueve el comienzo de una lucha contra el narcotráfico en las villas de la ciudad, que son, de momento, los focos principales de actividad delictiva, amparados en la informalidad de los asentamientos precarios y la vulnerabilidad de sus habitantes. Dicho carácter localista es complementario con un segundo enfoque de tipo global o regional que comprenderá el problema de la criminalidad transnacional y a gran escala. Estamos convencidos de que tal segmentación es fundamental para empezar a articular soluciones que vayan de lo pequeño a lo grande. La falta de un programa que distinga etapas y niveles crecientes de complejidad, tal y como el que aquí se propone, conllevaría a una imposibilidad de dar comienzo a la acción sostenida y organizada que requiere el tratamiento de un problema tan amplio y que comprende aristas muy diversas. Sin atender a estas diferencias de escala, será imposible cumplir las promesas de urbanización e integración de las villas a la ciudad, toda vez que quienes detentan el poder de los negocios ilegales dentro de ellas no van a permitir que se abran calles, instalen cloacas, luces, unidades de policías de proximidad, sedes de desarrollo social y de salud, así como otros tipos de gestiones públicas imprescindibles.
Las bandas criminales basan su organización y fuerza en la precariedad de los asentamientos, en la ausencia del Estado, en su condición marginal y en la dificultad de su acceso y tránsito. Creemos que el consenso de las distintas fuerzas políticas puede hacer la diferencia, incluso a los meros efectos de solicitar al Ministerio de Seguridad de la Nación y la Superintendencia de Seguridad Metropolitana las explicaciones correspondientes respecto a su falta de acción, por ejemplo en su reticencia a intervenir las Comisarías 42 y 48 de la Policía Federal, ambas con denuncias graves de “liberar zonas” para la venta de drogas, inacción “justificada” con argumentos de obediencia debida que replican lógicas lamentables de nuestra historia. También necesitamos el compromiso de las fuerzas políticas para descentralizar parte de las fiscalías que deben investigar el tráfico de drogas, porque la falta de resultados en el esclarecimiento de estos hechos fomenta también la violencia entre los habitantes de las villas que se dedican a labores honestas y aspiran a un futuro mejor para sus hijos.
Es momento de que la política de respuesta. Nosotros, desde nuestro humilde lugar, ofrecemos insumos, un know-how y herramientas para quienes deseen empezar a cambiar la historia de los pobres en las villas de la Ciudad.