A metros de Eva Perón y Piedra Buena
yacía en el piso Marcela Díaz. Una bala terminó con su vida en un pasillo de la
villa. No solamente había denunciado connivencia entre narcos y policías de la
Comisaría 48, sino que también había brindado testimonio tanto a periodistas
como a la justicia de los fraudes ocurridos en Sueños Compartidos que hoy son
de conocimiento público, especialmente de la participación de los punteros de
la villa, que eran los amos y señores de esos fondos, terrenos, dinero de
trabajadores, etc.
Más allá de quién fue el autor del
homicidio, aquí hay un trasfondo de impunidad y corrupción del que son rehenes la
gran mayoría de las familias que viven en las villas.
Por eso nos parece oportuno volver a
poner en discusión de qué manera el Estado debe intervenir en la urbanización
de las villas, y creemos que el primer y esencial paso es sacar a los
delincuentes de ellas. Para ello, desde el Instituto de Políticas de
Pacificación hemos trabajado en el Proyecto de Pacificación. Este plantea la
creación de Unidades Policiales de Pacificación, una iniciativa que busca
replicar la experiencia de Río de Janeiro pero amoldada a las realidades de las
distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires.
Creemos que si existe voluntad
política, estas fuerzas pueden hacer la diferencia, trabajando en serio, con la
dedicación, voluntad e inteligencia necesarias para erradicar a las bandas
criminales que tienen protección de la parte corrupta del Estado. Dicha facción
de dirigentes inescrupulosos provoca a diario desolación en los pasillos de las
villas, dejan a niños y niñas sin mamás y a mamás sin hijos, muertos todos,
indistintamente de su sexo y edad, por la ola de violencia que crece en los
barrios marginales junto con la desidia y el paco.
Aquí está el link de nuestro proyecto: www.politicasdepacificacion.org/page_about.php.
La propuesta puede parecer localista
y, en efecto, promueve el comienzo de una lucha contra el narcotráfico en las
villas de la ciudad, que son, de momento, los focos principales de actividad
delictiva, amparados en la informalidad de los asentamientos precarios y la
vulnerabilidad de sus habitantes. Dicho carácter localista es complementario
con un segundo enfoque de tipo global o regional que comprenderá el problema de
la criminalidad transnacional y a gran escala. Estamos convencidos de que tal
segmentación es fundamental para empezar a articular soluciones que vayan de lo
pequeño a lo grande. La falta de un programa que distinga etapas y niveles
crecientes de complejidad, tal y como el que aquí se propone, conllevaría a una
imposibilidad de dar comienzo a la acción sostenida y organizada que requiere
el tratamiento de un problema tan amplio y que comprende aristas muy diversas.
Sin atender a estas diferencias de escala, será imposible cumplir las promesas
de urbanización e integración de las villas a la ciudad, toda vez que quienes
detentan el poder de los negocios ilegales dentro de ellas no van a permitir
que se abran calles, instalen cloacas, luces, unidades de policías de
proximidad, sedes de desarrollo social y de salud, así como otros tipos de
gestiones públicas imprescindibles.
Las bandas criminales basan su
organización y fuerza en la precariedad de los asentamientos, en la ausencia
del Estado, en su condición marginal y en la dificultad de su acceso y
tránsito. Creemos que el consenso de las distintas fuerzas políticas puede
hacer la diferencia, incluso a los meros efectos de solicitar al Ministerio de
Seguridad de la Nación y la Superintendencia de Seguridad Metropolitana las
explicaciones correspondientes respecto a su falta de acción, por ejemplo en su
reticencia a intervenir las Comisarías 42 y 48 de la Policía Federal, ambas con
denuncias graves de “liberar zonas” para la venta de drogas, inacción
“justificada” con argumentos de obediencia debida que replican lógicas
lamentables de nuestra historia. También necesitamos el compromiso de las
fuerzas políticas para descentralizar parte de las fiscalías que deben
investigar el tráfico de drogas, porque la falta de resultados en el
esclarecimiento de estos hechos fomenta también la violencia entre los habitantes
de las villas que se dedican a labores honestas y aspiran a un futuro mejor
para sus hijos.
Es momento de que la política de
respuesta. Nosotros, desde nuestro humilde lugar, ofrecemos insumos, un know-how y herramientas para quienes
deseen empezar a cambiar la historia de los pobres en las villas de la Ciudad.
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